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LA LEYENDA DE LA SIRENA DE CEUTA

LA LEYENDA DE LA SIRENA DE CEUTA

Mitos y leyendas sobre el mar

Esta leyenda nos lleva a Ceuta hace muchos años, cuando Ceuta era un presidio.

Uno de aquellos presos llamado Néstor, cumplió condena y ante la falta de medios económicos, porque era muy pobre, no pudo embarcar para ir a la Península y tuvo que quedarse allí.

Por ser un antiguo presidario no encontraba ningún trabajo y para sobrevivir tenía que mariscar, mejillones, lapas y percebes, para venderlos en otra ciudad.

Un día que estaba mariscando y lamentándose en voz alta de sus desdichas y penuria, oyó un ruido al removerse el agua y apareció la figura de una bellísima sirena, sorprendido y maravillado ante su belleza no podía dejar de contemplarla.

La sirena estaba recostada sobre una piedra y entre sus largos cabellos negro azabache adornados con estrellitas de mar, perlas y corales, se entreveían sus pechos. Con voz dulce y armoniosa le dijo suavemente: -Llevo observándote mucho tiempo y sé de tus calamidades. Me llamo Nala y te quiero ayudar, pero con una condición; que te cases conmigo. No inmediatamente, te daré un año para que lo pienses y así puedas comprobar lo feliz que serás a mi lado. -Acepto siempre que sea verdad que me vas a ayudar como has prometido. Respondió el hombre.

Desde aquel día, no dejó de acudir a la cita con la hermosa sirena, y aquel hermoso lugar, fue testigo de veladas interminables, donde a la luz de la luna, dos jóvenes corazones se entregaban el uno al otro, con una pasión sin freno y plenos de felicidad. Pasado estos momentos, ella le hacía la entrega de varias monedas de oro y plata. Aquel dinero que la bella sirena entregaba a su amante, poco a poco, fue convirtiéndole en un ciudadano de los más ricos de Ceuta. Con el poder de su dinero, se fue introduciendo en la sociedad ceutí. Los que antes le volvían la cara por su pobreza y condición de expresidiario, ahora lo halagaban y querían ser sus amigos.

Fueron pasando los meses y Néstor cada vez más introducido en la alta burguesía y cada vez más rico, le resultaba incómodo visitar diariamente a la bella sirena. Las visitas se hacían cada vez más espaciosas, haciendo prácticas de la mentira para justificar su no asistencia a la cita.

La verdad es que se sentía mucho más a gusto, junto a una joven señorita de la sociedad local, hasta que al poco tiempo por toda la ciudad, corrió como pólvora la noticia de la boda de Néstor con la señorita ceutí. Aquel ingrato amante,contrajo matrimonio con la noble dama, olvidando a la sirena y a su promesa.

La bella sirena, recostada en la misma roca donde conoció a su amante, le esperaba inútilmente todos los días. La tristeza fue llenando poco a poco su corazón, Hasta que el día que se cumplía un año del primer encuentro y convencida ya, que su enamorado jamás vendría por ella, se adentró en la soledad del mar, se sumergió en él sin que hasta ahora, nadie la haya vuelto a ver surcar las olas.

Dicen algunos lugareños, que a veces, en los melancólicos días de otoño, al atardecer, en los acantilados que dan al mar, si pones atención, tal vez, escuches algunos lamentos de aquella antigua tristeza, que la brisa del mar hace confundir, al balancear los altos pinos del Hacho.

Desde entonces, y en homenaje a la tremenda pasión que se vivió en aquellas rocas y donde se demostró que una vez más la ambición venció al amor, el lugar fue conocido como LAS PIEDRAS DE LA SIRENA.

Fuente: https://elfarodeceuta.es/leyenda-de-la-sirena-de-punta-almina/